Nos ha tocado vivir una situación en la que apenas podemos ver a nuestros seres más queridos, nos saludamos desde la distancia y sobre todo nos ha tocado vivir un tiempo en que irónicamente tenemos que arrimar el hombro para remar hacia una misma dirección para salir más fuertes que nunca.
En este caso y dado nuestras limitaciones de movilidad, todos tenemos nuestros comercios de confianza donde poder sentirse como en casa.
Todos tenemos a nuestra tienda de frutas favoritas, donde sabemos que nos van a recomendar la mejor fruta de temporada y conocen perfectamente nuestros gustos, o incluso nuestra tienda de zapatos preferida, donde nada más entras por la puerta ya te preguntan por tus seres más queridos y conocen con mucho detalle que zapato puede irte bien, y lo más importante, todos tenemos nuestra farmacia favorita, donde te asesoran y recomiendan todos aquellos productos que mejor te pueden sentar, así como el trato que recibes es como si de un hermano/hermana o un padre/madre te estuviesen hablando.
Pues así se sienten todos los clientes fieles que van a la farmacia Susana Llaudes cada día para que les asesoren en que productos comprar para que se sientan mejor, ya que ofrecen productos de origen natural, ecológicos, biológicos y orgánicos.
Todo empezó en el año 1970 cuando la farmacia fue adquirida por el Joaquín Llaudes, aunque hay que recalcar que esta farmacia está fechada desde el año 1890, es decir, ya contaba con más de 80 años desde el momento en el que fue adquirida.
Todos los muebles de madera fueren confeccionados por un proveedor local junto a Joaquín Llaudes quien realizo todos los pequeños detalles que se pueden apreciar en el mueble del mostrador.
Además, se puede apreciar en la imagen dos bustos de Hipocrates y Galeno los padres de la medicina, así como jarrones donde contenían elementos naturales donde hacían fórmulas para realizar medicamentos naturales.
Tras el paso del tiempo, mucho de sus clientes más adultos les comentaban que aún tienen recuerdos de cómo estaba decorada la farmacia antiguamente, ya que habían sido clientes desde bien pequeños y ahora han ido creciendo junto a la farmacia.
Estas reflexiones de los clientes y acercándose la fecha de la jubilación de su padre, le hizo pensar a Susana, de que podía hacer para satisfacer a sus clientes y además celebrar los 50 años de la farmacia desde que fue adquirida por Joaquín.
Susana quería darle una sorpresa a su padre por lo que decidió recrear la antigua farmacia en una bolsa de tela, ecológica, resistente y que fuese cómoda a la hora de ser transportada. Acudió al equipo de Etibolsa para asesorarse y hacer realidad esta bolsa de tela, una bolsa de tela que comunica toda una historia de su familia.
Cuando nos contó toda la historia y lo importante que era para ella esta bolsa para ella, nuestro equipo de diseño lo tuvo claro y nos pusimos manos a la obra, el resultado fue el siguiente:
Susana le encanto el trabajo realizado y la sorpresa fue doble ya que a su padre Joaquín le emociono ver el homenaje que le hicieron sus hijos por su jubilación, y a sus clientes por volver a ver la antigua farmacia que desde bien pequeños la habían conocido.
Tal es el éxito que ha tenido esta bolsa de tela que muchos clientes han ido solo a la farmacia para pedir la bolsa de tela y así tener un pedazo de recuerdo de la farmacia.
Este éxito también se traduce en términos de marketing en posicionamiento de marca en el mercado, ya que Susana ha conseguido posicionar la farmacia en la mente de sus consumidores y atraer a más clientes.
Nos apasiona apoyar al pequeño comercio y hacer posible todas estas historias que hay detrás de cada comercio.
Sabemos que lo más importante es tu negocio, por eso queremos que te centres en lo más importante, tu negocio.